La odisea de vivir en Cariño

Más de 6 horas para encontrar Cariño
MARIOLA MORENO. Diario La Opinión A Coruña. "Un microbús nos arreglaba la vida. Cariño está muy mal comunicado y un microbús iba a ayudar mucho". A sus 73 años, Alicia Lamas, residente en Cariño, vive pendiente de un horario inflexible: el de los autobuses que la llevan a diario a Ferrol. Cada mañana, desde hace cuatro semanas, Alicia se sube a las ocho y media al primero de los tres coches de línea que ha de coger a diario para acudir a su sesión de rehabilitación en un centro hospitalario ferrolano. "Salgo a las 08.30 de casa, a las 10.00 llego a Ferrol y allí tengo que coger un autobús urbano para poder estar a las 10.30 en el hospital". Semejantes horarios obligan a Alicia a ir "toda la mañana a carreras". "Las combinaciones de autobuses son horrorosas y para una persona mayor como yo supone un esfuerzo adicional porque ya no tengo la agilidad de antes", se lamenta. "Llenar un autobús [de 50 plazas] cada día en Cariño es muy difícil pero si nos pusieran una furgoneta, eso sí que nos sacaba de apuros. Y luego está lo de Mera. En Mera, nos congelamos, allí pasamos un frío que no hay quien lo resista", prosigue con resignación.Lo de Mera no es ni más ni menos que el transbordo obligatorio que los cariñeses deben realizar en esa parroquia de Ortigueira antes de proseguir viaje -ya sea hacia Ferrol, ya sea hacia Viveiro-. Lo de Mera significa aguardar a la intemperie durante "diez minutos o media hora" la llegada del anhelado autobús de ruta. "Si no está Andreíta y se pone a llover, nos mojamos, porque no hay marquesina donde resguardarse del agua mientras esperamos el autobús", abunda otra vecina de Cariño que prefiere no identificarse. Andreíta no es otra que la dueña del estanco a cuyas puertas esperan los aguerridos viajeros la llegada del autobús de Arriva, concesionaria de la rutas entre Cariño y Cedeira (con parada entre Mera) y entre Viveiro y A Coruña, con conexión en Mera, que se ven obligados a utilizar los cariñeses para sus desplazamientos.En la práctica, recorrer los escasos 94 kilómetros que separan por carretera A Coruña de Cariño requiere disponer de tiempo y de mucha paciencia. Casi seis horas y media dura el trayecto si se opta por desplazarse en tren [ver despiece]. Alrededor de 2 horas y 20 minutos, si se viaja en un arriva. Diez minutos menos de lo que tarda el flamante AVE de Magdalena Álvarez en recorrer los 513 kilómetros que separan Madrid de Málaga. Un cuarto de hora más de lo que emplea un avión en ir desde Lavacolla al aeropuerto londinense de Stansted. 140 minutos y dos transbordos, el primero en Ferrol, el segundo en Mera. "La combinación entre A Coruña y Cariño es malísima", coincide la cariñesa Carmen Pena, de 65 años. "No es fácil llegar ni a Ferrol ni A Coruña [desde Cariño] así que sólo vamos en casos de extrema necesidad", explica Carmen. "Cariño está muy olvidado. Quizás la solución sea subvencionar a la empresa de autobuses. Una buena red de transporte público es un servicio más, imprescindible para el pueblo", redunda el marido de Carmen, Manuel Balado. "Llegar a A Coruña desde Cariño es un dolor para los que no tenemos coche y eso nos obliga a tirar de taxi, pero claro, ¿cuántos jubilados pueden permitírselo?", se pregunta Carmen. "Quien no tiene carné no tiene nada que hacer en Cariño", asevera rotunda Encarnación Rubido mientras espera, a las tres y media de la tarde, en los soportales del Concello de Cariño, la llegada del primero de los dos autobuses que ha de coger para alcanzar Ferrol. Tampoco aquí hay una marquesina donde guarecerse de las inclemencias meteorológicas. "El pueblo precisa un microbús, con capacidad para 15 o 20 personas. De esta forma a la empresa le sería mucho más rentable porque aprovecharía los viajes y el pueblo se beneficiaría de una mayor frecuencia en la línea", opina Vicente Pardo.Pese a la buena predisposición vecinal, en el pueblo cunde el pesimismo: "En Cariño no sirve de nada protestar", advierte con aire compuginado Alicia, la jubilada que acude a su sesión de rehabilitación cada día en Ferrol. "Por mucho que protestes, en este pueblo da igual", coincide Sandra, otra vecina. Según ellas, desde el Ayuntamiento se ha hecho caso omiso a las peticiones de los lugareños para ampliar o modificar la frecuencia del transporte por carretera en el pueblo. Otros vecinos están también convencidos de que las pésimas comunicaciones terrestres del pueblo redunda negativamente en el turismo. El alcalde de la localidad, el socialista José Luis Armada, por su parte, ha declinado dar a este periódico su versión de los hechos. En la actualidad, los cariñeses que quieran ir a Ferrol, disponen, en el mejor de los casos, de tres autobuses al día, previo transbordo, ineludible, en Mera, distante apenas diez kilómetros de Cariño. "La gente mayor es la única que usa el transporte público en el pueblo, además en los últimos años ha caído mucho el número de los usuarios del autobús en el pueblo", constata otra vecina.Pero no se trata de un caso aíslado. Según las estadísticas de la Consellería de Política Territorial, los transportes públicos cuya titularidad corresponde a la Xunta han perdido 12 millones de usuarios anuales desde la década de los noventa. Para ello y para que los transportes públicos de viajeros signifiquen una "alternativa real" a la movilidad "sostenible, segura y competitiva" en Galicia, el pasado viernes, Emilio Pérez Touriño hizo público el anteproyecto de la Ley de Transporte con la que el Gobierno autonómico pretende "potenciar el uso del transporte público como alternativa real, fiable y única" al transporte privado que provoca la "congestión" de determinadas áreas y que debe servir para "reparar el déficit en el rural". La Ley de Transportes del Ejecutivo gallego también incluye novedades en lo que respecta a la locoloción ferroviaria, un medio de transporte éste que en Cariño, tampoco supone una alternativa real de transporte.De hecho, Aítor Piñeiro, de 14 años, es uno de los escasos usuarios habituales de esta línea FEVE que enlaza Ponte Mera con Ferrol. Aitor prefiere el tren porque es "un poco más barato que el autobús" aunque tarda "un poco más" en hacer el recorrido. Cuenta con la ventaja añadida de que los fines de semana, cuando la frecuencia de los autobuses en Cariño es aún menor, el tren le permite ir con todos sus colegas de marcha hasta Ferrol. Precisamente uno de sus amigos Álvaro Villar, también de Cariño, a sus 21 años, sin embargo, lo tiene menos claro: "Yo siempre me desplazo coche porque es mucho más cómodo. Quizás si el tren no tardase tanto y si no tuviese que esperar tanto, lo usaría más a menudo", sentencia.